Habitualmente se identifica la ciudad de Lima
con su fundación europea del año 1535 a manos del invasor español Francisco Pizarro.
Sin embargo, la mayoría de la población aún conoce muy poco sobre el milenario
discurrir de los valles del Rímac, Chillón y Lurín antes de esa fecha y el
impresionante desarrollo alcanzado por sus ancestrales habitantes (como por
ejemplo en ámbitos como la arquitectura o la ingeniería hidráulica), que
posibilitó una transformación de este entorno natural para hacerlo grato a la
vida humana.
En este contexto, la reciente aparición de la
publicación titulada “La Lima que encontró Pizarro” de las
investigadoras Gilda Cogorno y Pilar Ortiz de Zevallos (con la colaboración de
Catalina Lohmann) nos abre una importante ventana en el tiempo para asomarnos a
conocer un poco más sobre la organización y funcionamiento de las sociedades
que habitaban estos territorios hacia el año 1535. Las fuentes y material
utilizado en este trabajo definitivamente contribuirán a sistematizar de mejor
manera los diversos intentos que se han adelantado hasta la fecha para aproximarnos
a entender el significado de uno de los esfuerzos de planificación territorial costeña
más exitosos en la historia de la Civilización Andina.